El final de los 80 y comienzo de los 90 fue para mi una época de “desarrollo mental de los mundos fantásticos” explosivo. Ya os hablé de la publicación del guantelete del infinito en 1991, a la que siguieron las miniseries de la guerra del infinito en 1992 y la cruzada del infinito en 1995 (no tan fascinantes como el guantelete, pero bueno…).

Así mismo, desde mi iniciación en los juegos de rol alrededor del 1987, la cosa había ido a más. A principios de los 90, aunque seguíamos jugando principalmente a Rune Quest, ya habíamos probado muchos otros juegos como La llamada de Cthulhu, Star Wars, Ars Magica, El señor de los anillos, Dungeons&Dragons e incluso juegos de tablero como Battletech. También recuerdo que todos los días, a media tarde, hacíamos una religiosa parada para ver en la tele del bar “Los caballeros del Zodiaco” 🙂

A lo largo de todos estos años, las visitas a los salones recreativos para jugar a videojuegos también se habían vuelto una práctica habitual. Comenzando con el mítico Gauntlet. pasando por Street Fighter e incluso Snow Bros.

En 1993 también se produjo mi marcha de casa para ir a estudiar fuera, a la universidad en Bilbao. Fue ese mismo año (o si no, alrededor de este, la verdad es que no lo recuerdo exactamente) cuando mis amigos me regalaron por mi cumpleaños la segunda edición del juego de rol Vampiro: La mascarada. Dado que debe andar por algún lugar de casa de mis padres, os pongo una foto de la que tengo en mi casa:

Tenía en mis manos algo muy distinto: oscuro, misterioso, macabro… más adulto. La mitología vampírica creada para cimentar este mundo de tinieblas era también algo increíble, novedoso, inexplorado… De este juego han salido las mejores partidas de rol que he jugado en mi vida. No me entendáis mal, Rune Quest siempre ocupará un lugar en mi corazón de adolescente, pero de joven-adulto el claro ganador es Vampiro: La Mascarada.

Como anécdota, durante mis primeros años en Bilbao, viví en Santutxu y en 1994, ¿qué abrió a doscientos metros de donde yo residía? La librería Joker (un saludete a Iñigo. A ver cuando nos vemos ¡que ya hace!). De esta manera se juntaron el hambre con las ganas de comer 😉 y tengo varias estanterías más como la que veis en la foto llenas de manuales de Vampiro, Hombre Lobo, Mago y Changeling.  Joker se convirtió en mi segunda casa durante los siguientes años, incluso cuando se trasladaron a Bilbao. Todavía recuerdo ese escaparate macabro lleno de tarros de cristal con cabezas de muñecos dentro ?.

En fin, una gran época de mi vida, que recuerdo con mucho cariño. En futuras entradas iré revelando otras influencias de esos años, entre ellas mi saga de fantasía preferida.

Vampiro: La Mascarada se merecía una entrada propia, no solo porque diera lugar a partidas de rol maravillosas y diversión a raudales sino porque fue el precursor de otra de mis aficiones, que gobernó una etapa posterior de mi vida. Llegaremos pronto a ella 😉

¿Conocíais Vampiro: La Mascarada?

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