¡Tu saga de ciencia ficción fantástica está de vuelta!

Es cierto, tras una pausa quizá un poco más larga de lo esperado, lo sé… Eso sí, no podréis decir que no soy fiel a mi palabra: dije que me iba a tomar las cosas con un poco más de calma y así ha sido. En fin, lo más importante es que la quinta entrega de Creadores de universos: Luz y sombras, ya está disponible.

Parece increíble que hayan pasado tres años desde la anterior, y este es el quinto libro… ¿A ver si me va a entrar el síndrome George R.R. Martin? 🙂

Bromas aparte, esta novela es muy especial para mí. Quizá tiene unos tintes un poco más oscuros que las anteriores, pero sigue incluyendo, misterio, acción, aventuras… y como no, desvela un poquito más de los padres celestiales y su prueba. Volveremos a ver a Yx y a su tripulación, y tampoco faltarán Syrax y Kory.

De nuevo, la portada, fantástica, ha sido creada por Pablo Mazón. Es una pasada.

Muchas gracias a todos los que estáis siguiendo esta aventura (tanto la de Sara en los libros como la mía personal de escribir toda esta saga). Sigo comprometido a tope con ella y más decidido que nunca a concluirla (ya no queda mucho, la verdad).

Como siempre, toda la información la podéis encontrar en mis libros, incluida la opción de descargar una muestra tanto en EPUB con en PDF.

La novela completa está disponible en Amazon (tanto en e-book como en papel). Corred la voz, ¡que todo el mundo se entere!

Como los años no pasan en balde, la sinopsis un poco más grande:

Tras desaparecer del continuo escrutinio del archivista y los padres celestiales, Sara y Zor-eel llegan a un nuevo destino: Paraíso, un lugar de calma y sosiego donde todo parece perfecto… quizá demasiado. El capitán Yx y su tripulación aparecen poco después, complicando las cosas todavía más.

Mientras tanto, Syrax y Kory deberán no solo encontrar a Sara, sino intentar averiguar qué trama el director Kairoon, una tarea ardua y peligrosa, que podría volverse en su contra en cualquier momento.

La prueba continúa. Los riesgos se multiplican. Y las respuestas que esperan al final del camino podrían ser más peligrosas que las propias preguntas.

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