
Título original: Hija de la frontera.
Título: Hija de la frontera.
Autor: Asier Moreno Vizuete.
Número de páginas: 544.
Sinopsis
El Barón Albredo IV Cadágara ha muerto y la guerra civil sacude la Baronía de Arborias. La Frontera lo engulle todo a su paso y los chatarreros aprovechan la ocasión para zambullirse en El Pedo de Dios en busca de los tan preciados tesoros de Antes de Aquello. Para conseguirlo necesitarán la ayuda de los Rompebotas, conocedores de los peligros del desierto. Mantente viva, mantente al margen.
Esa es una de las frases de su padre, el mejor Rompebotas que el polvo haya engendrado jamás. Ilda ha puesto toda una Baronía de por medio para huir de un pasado que la atormenta, pero, al regresar de una de sus expediciones en La Frontera, descubre que sus fantasmas la están esperando. En su camino de vuelta al hogar, la Rompebotas no solo tendrá que enfrentarse a los peligros del desierto y de la guerra, a daimonios y aldeas carbonizadas, sino a todas esas historias que su padre le contaba y que resultaron convertirse en la más grande de todas las mentiras. Un viaje entre dos mundos y dos tiempos que obligará a Ilda a volver a ser la niña que era para ponerse delante de un espejo, y lo que allí se encuentre, quizá no le sea del todo desconocido.
Opinión personal sin spoilers
Escogí este libro porque leí una reseña en algún sitio y no porque lo ensalzara ni todo lo contrario, sino porque mencionaba que era una historia grimdark y una distopía. Muy cierto.
Hija de la frontera es sobre todo la historia de su protagonista, Ilda, la Astilla, un personaje con una fuerza y una profundidad tremendas, con su pasado tormentoso, con su presente retorcido y con un futuro que espero conocer. La historia en sí no es demasiado complicada, es una versión más del viaje del héroe, pero tal y como menciona su autor, Asier Moreno Vizuete, aquí no vamos a encontrarnos a el caballero de brillante armadura que cabalga espada en mano para enfrentarse al mal, pero si mucho polvo, guerra, sufrimiento, calamidades, olor a putrefacción y a mierda, insultos, mentiras, puñetazos, patadas y puñaladas, todo narrado con una pluma rica y elegante.
La novela se desgrana en tandas, una de “ahora” y otra de “antes”, y relata los acontecimientos del presente y del pasado respectivamente, cada una de ellos, dividido en sus correspondientes capítulos, cortos e intensos. Es una estructura curiosa, en cierta medida semejante a cómo Jay Kristoff nos cuenta las aventuras y desventuras de Mia en Nuncanoche, aunque en este caso Aitor opta por otorgarle muchas más páginas a cada porción antes de saltar a la siguiente. Es interesante, porque establece otro ritmo muy diferente en la narración (ni mejor ni peor, con sus ventajas y desventajas), si bien es cierto que, a un servidor, que es de memoria un tanto frágil, me provocaba tener que resituarme cada vez que se producía un cambio de periodo. No me ha incomodado, también lo digo. De hecho, me ha gustado la manera en que los misterios del pasado se van revelando poco a poco a la vez que la historia del presente avanza, y cómo los unos afectan a la otra.
En general el ritmo a lo largo de la novela es muy adecuado, no he encontrado ninguna parte más lenta que otras y es cierto que el final experimenta un pequeño acelerón que es lo que pedía la historia.
He de mencionar que me ha recordado en ciertos momentos a Tierras Rojas, del maestro Abercrombie, y eso, ya por sí mismo, es un halago. También creo que tiene que ver con que, para mí, en Hija de la frontera el peso principal y el mérito se lo llevan los personajes más que la historia.
Un acierto cien por cien, un libro que recomiendo encarecidamente a todo aquel que le gusten las aventuras, la fantasía oscura, las distopías y a los que no… también, merece la pena.
Valoración: 9/10